La Revolución Rusa (1917)
La Revolución
rusa (1917): La gran Revolución de Rusia, fue un movimiento
político, social y económico, que estallo en el año 1917, está considerado, por
las trascendentales consecuencias que derivándose de ella, como uno de los más
grandes acontecimientos de la Época contemporánea y, a su vez, como uno de los
hechos más memorables que registra la historia de la humanidad.
Esta revolución, que estuvo dirigida, casi exclusivamente por obreros, campesinos y soldados, es decir, por el pueblo mismo, trajo como resultado el derrumbe de la dinastía de la dinastía despótica de los Zares, con Nicolás II su ultimo soberano, lo que significó la abolición del sistema absolutista hasta entonces imperante, a la vez que origino también el establecimiento de un gobierno de carácter COMUNISTA, dirigido por un grupo de bolcheviques (partidarios, en mayoría, de la doctrina de Marx, de tendencia radical), que tuvo por supremo jefe a Lenin (Vladímir Ilich Uliánovsk) revolucionario y enérgico político.
El Estado quedo así, organizado bajo la forma de una República Socialista Federal, dirigida por comités de obreros denominados Soviets, es decir que la clase trabajadora asumía así, la dirección del gobierno de Rusia. El triunfo de la Revolución, significo, pues, la transformación de un estado feudal en una de las naciones más grandes de la Tierra.
Esta revolución, que estuvo dirigida, casi exclusivamente por obreros, campesinos y soldados, es decir, por el pueblo mismo, trajo como resultado el derrumbe de la dinastía de la dinastía despótica de los Zares, con Nicolás II su ultimo soberano, lo que significó la abolición del sistema absolutista hasta entonces imperante, a la vez que origino también el establecimiento de un gobierno de carácter COMUNISTA, dirigido por un grupo de bolcheviques (partidarios, en mayoría, de la doctrina de Marx, de tendencia radical), que tuvo por supremo jefe a Lenin (Vladímir Ilich Uliánovsk) revolucionario y enérgico político.
El Estado quedo así, organizado bajo la forma de una República Socialista Federal, dirigida por comités de obreros denominados Soviets, es decir que la clase trabajadora asumía así, la dirección del gobierno de Rusia. El triunfo de la Revolución, significo, pues, la transformación de un estado feudal en una de las naciones más grandes de la Tierra.
Situación de Rusia antes de la Revolución
Previamente
a 1917, el antiguo Imperio ruso se regía bajo un régimen zarista,
autocrático y represivo desde hacía tres siglos cuando, en 1613,
se instauró en el país la Dinastía Románov.
La abolición de la servidumbre
promulgada en 1861 por parte del zar Alejandro II fue la
primera muestra de las fisuras del antiguo sistema feudal. Una vez liberados,
los antiguos siervos se desplazaron a las ciudades, convirtiéndose así en mano de obra industrial.
A
comienzos del siglo XX, el desarrollo de la industria rusa era cada vez
mayor, favoreciendo el crecimiento de las ciudades y una creciente
efervescencia cultural: el antiguo orden social se tambaleaba, agravando las
dificultades de los más pobres. Las industrias florecían, y la creciente clase obrera se aglutinaba principalmente en las ciudades pero
la prosperidad del país no había tenido beneficio alguno para la población.
La
economía en su conjunto seguía siendo arcaica. El valor de la producción
industrial en 1913 era dos veces y media menor que el de Francia, seis veces
menor que el de Alemania y catorce veces
menor que el de Estados Unidos. La
producción agrícola continuaba siendo deficiente y la falta de transportes
paralizaba cualquier intento de modernización económica. El PIB per cápita en aquella época era inferior al de Hungría o al de España y aproximadamente suponía una cuarta parte del de
Estados Unidos. Además, el país estaba dominado sobre todo por capital
extranjero, poseyendo este casi la mitad de las acciones rusas. El proceso de
industrialización fue violento y mal aceptado por los campesinos que habían
sido bruscamente proletarizados. La clase obrera naciente,
aunque numéricamente pequeña, se concentraba en las grandes zonas industriales,
lo que facilitó la creciente conciencia revolucionaria.
El Imperio Ruso seguía siendo un país esencialmente rural (el
85 % de la población vivía en zonas rurales). Si bien una parte de los
campesinos, los kulaks, se había enriquecido y constituido una especie de
clase media rural con el apoyo del régimen; el número de campesinos sin tierra
había aumentado, creando así un auténtico proletariado rural receptivo a ideas
revolucionarias. Incluso después de 1905, un diputado de la Duma señaló que en muchos pueblos, la presencia
de chinches y cucarachas en los hogares se percibía como
signo de riqueza.
Tras
la escolarización llevada a cabo unos años antes, algunos obreros habían sido
conquistados por los ideales marxistas y otros pensamientos
revolucionarios. Sin embargo, el poder zarista se mostró inmóvil. En los siglos
XIX y XX, varios movimientos organizados por
miembros de todas las clases sociales (estudiantes u obreros, campesinos o
nobles) trataron de derrocar al gobierno sin éxito. Algunos, recurrieron al terrorismo y a los atentados políticos, convirtiéndose los
movimientos revolucionarios en objeto de dura represión llevada a cabo
por la todopoderosa Ojrana, la policía secreta del zar. Muchos revolucionarios fueron
encarcelados o deportados, mientras que otros lograron escapar y unirse a las
filas de los exiliados. Desde esta perspectiva, la Revolución de 1917 es la
culminación de una larga sucesión de pequeñas revueltas. Las reformas necesarias, que ni las insurrecciones
campesinas, los atentados políticos y la actividad parlamentaria de la Duma habían logrado,
desembocaron en una revolución impulsada por el proletariado.
En 1905,
tuvo lugar una primera revolución tras la
derrota rusa ante Japón en la guerra Ruso-Japonesa. El 22 de enero, se convocó una manifestación en San Petersburgo para exigir reformas al zar Nicolás II, siendo esta
duramente reprimida, en lo que se conoce como el Domingo Sangriento. Se
trató de un intento del pueblo ruso de liberarse de su zar y se caracterizó por
los levantamientos y la huelga por parte de los trabajadores y los
campesinos. Estos formaron los primeros órganos de poder independientes de la
tutela del Estado: los sóviets.
Causas de la Revolución
Rusa
Las Causas que originaron la Revolución Rusa fueron de tres clases: Políticas, Sociales y Económicas
Causas Políticas:
Las Causas que originaron la Revolución Rusa fueron de tres clases: Políticas, Sociales y Económicas
Causas Políticas:
Rusia hallábase
gobernada por una monarquía absoluta y despótica, donde la voluntad del
soberano (denominado Zar, es decir, gran Rey) era considerada como ley. El Zar
tenia, pues, un poder ilimitado; gobernaba en forma arbitraria, es decir, sin
dar cuenta de sus actos a nadie y sin respetar las libertades y derechos de sus
súbditos. Indiferente a las aspiraciones de las mayorías, no demostró interés
por el progreso y bienestar de su pueblo. Por otra parte, la Duma o
parlamento, casi siempre se mostró dócil e incondicional al soberano.
Causas Sociales:
La organización social de Rusia estaba basada en la más absoluta desigualdad. Distinguiéndose dos clases sociales bien marcadas, a saber
a) La Nobleza, con el Zar a la cabeza, constituía junto con la aristocracia, la clase privilegiada de Rusia. Ellos dirigían el gobierno, eran los más grandes propietarios, disfrutaban de todos sus derechos y gozaban, así mismo, de toda clase de privilegios. Mostrándose ajenos e insensibles a las necesidades y sufrimientos del pueblo.
b) El Pueblo, estaba formado por profesionales, empleados, obreros y campesinos , que clamaban porque se les reconociese sus libertades y derechos, porque desapareciese la explotación, el excesivo número de horas de trabajo y los bajos jornales; pidieron, así mismo, una mejor distribución de la tierra y el predominio de la justicia sin distinción de clases. Fueron la columna vertebral de la Revolución Rusa, pues gracias al triunfo de esta, lograse transformar un estado feudal en una prospera nación industrializada que le disputaría el dominio global a los EE.UU (Guerra Fría).
Causas Económicas:
El sistema económico imperante, caracterizase por el monopolio de la tierra y de las riquezas a cargo de un grupo minoritario (nobleza y aristocracia), mientras la mayoría de la población hallábase sumida en la más completa miseria e ignorancia.
Por otra parte, tanto los campesinos como los obreros eran explotados en la forma por demás inhumana, en las haciendas y en las fábricas, al exigírseles un elevado número de horas de trabajo diario ( hasta 15 horas) y recibir, en cambio, reducidos salarios, con los que no podían satisfacer ni sus más apremiantes necesidades. Esta situación se agravo debido a la falta de una agricultura e industria altamente tecnificadas y modernizadas, que no suministraban una producción a tono con las necesidades del país.
Causas Sociales:
La organización social de Rusia estaba basada en la más absoluta desigualdad. Distinguiéndose dos clases sociales bien marcadas, a saber
a) La Nobleza, con el Zar a la cabeza, constituía junto con la aristocracia, la clase privilegiada de Rusia. Ellos dirigían el gobierno, eran los más grandes propietarios, disfrutaban de todos sus derechos y gozaban, así mismo, de toda clase de privilegios. Mostrándose ajenos e insensibles a las necesidades y sufrimientos del pueblo.
b) El Pueblo, estaba formado por profesionales, empleados, obreros y campesinos , que clamaban porque se les reconociese sus libertades y derechos, porque desapareciese la explotación, el excesivo número de horas de trabajo y los bajos jornales; pidieron, así mismo, una mejor distribución de la tierra y el predominio de la justicia sin distinción de clases. Fueron la columna vertebral de la Revolución Rusa, pues gracias al triunfo de esta, lograse transformar un estado feudal en una prospera nación industrializada que le disputaría el dominio global a los EE.UU (Guerra Fría).
Causas Económicas:
El sistema económico imperante, caracterizase por el monopolio de la tierra y de las riquezas a cargo de un grupo minoritario (nobleza y aristocracia), mientras la mayoría de la población hallábase sumida en la más completa miseria e ignorancia.
Por otra parte, tanto los campesinos como los obreros eran explotados en la forma por demás inhumana, en las haciendas y en las fábricas, al exigírseles un elevado número de horas de trabajo diario ( hasta 15 horas) y recibir, en cambio, reducidos salarios, con los que no podían satisfacer ni sus más apremiantes necesidades. Esta situación se agravo debido a la falta de una agricultura e industria altamente tecnificadas y modernizadas, que no suministraban una producción a tono con las necesidades del país.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario